jueves, 17 de febrero de 2011

EVALUACIÓN INSTITUCIONAL Y CALIDAD EDUCATIVA

PRIMERAS LÍNEAS
No podemos negar que la falta de institucionalidad es un problema recurrente de nuestros tiempos. Con el transcurrir de los años, hemos ido corroborando que las instituciones, día a día, viven la encrucijada estructural de su auto descomposición y destrucción fágica. Frente a esta difícil realidad, surgen varias preguntas: ¿desde cuándo se ahonda el problema?, ¿cuáles han sido los hechos determinantes?, ¿qué papel juegan las instituciones y los actores sociales en este proceso de desinstitucionalización?, ¿cómo recuperar la institucionalidad? Si únicamente nos quedamos en estas actitudes interrogativas obviamente de poco o nada sirven; nuestra provisión humana nos da el mandato de buscar el cómo solucionar tan álgido problema.

Dado que la desinstitucionalización es un problema mayor, habida cuenta que en esta situación de emergencia se encuentran las instituciones sociales, económicas, religiosas, culturales -dentro de estas últimas, las educativas-; el problema está, por decirlo de algún modo, agravado y generalizado. Este reconocimiento inicial es básico, porque nos ayuda a entender el problema específico, no como un hecho aislado, sino tal cual es: un hecho o un conjunto de hechos constitutivos de ese proceso de metamorfosis social que el modelo neoliberal anida y que cada vez se ahonda. Entrando ya al campo educativo, que por ahora nos convoca, el asunto de la calidad es un aspecto del problema pero, de ninguna manera, todo el problema: la debacle de la educación tiene relación con las políticas de Estado, con los modelos y estilos gubernamentales, con la organización de la administración educativa y las conductas de los sujetos activos o pasivos, con el perfil profesional y moral, con los atributos cognitivos de los estudiantes y su realidad socio-económica, con la organización de las Instituciones Educativas, etc.

En las variables antes señaladas, hay aspectos internos pero, a la vez, situaciones externas que determinan el buen o mal funcionamiento de la educación. Entonces, una primera tarea es identificar y focalizar el estado-cuestión; pero, si nos quedamos solo en la parte focalizada, nuestra postura reductivista apenas maniobrará como un paliativo, no obstante no incidirá ni atacará el asunto de fondo. El problema educativo tiene que considerar, con el mismo entusiasmo y rigor, el contexto y los hechos concomitantes y conexos; de no ser así, aquel error de origen va a ser como reza nuestro dicho popular que “el remedio es peor que la enfermedad”.

En el análisis de la educación universitaria, precisamente hay un error que debemos superar cuanto antes. Hemos abortado la universidad de la Educación Superior. Una muestra de ello es el trato desigual en las carreras de formación docente; por ejemplo en cuanto a los requisitos de ingreso a las facultades de educación e Institutos Pedagógicos. A éstos se les exige para ingresar, en escala vigesimal, la nota mínima de 14, mientras que en la mayoría de universidades los postulantes ingresan por el orden de ubicación alcanzado en el examen de admisión hasta completar el número de vacantes. Como se ha comprobado, en la Universidad Nacional de Cajamarca, los ingresados, en varios exámenes sus notas han oscilado en 03 a 10.

Tenemos que volver a recordar que la Educación Superior, en cuanto Etapa Educativa reconocida en la Ley General de Educación, tiene dos modalidades: la Superior “Universitaria” y la “No Universitaria”. Dentro de la No Universitaria están los Institutos Superiores Pedagógicos y los Institutos Tecnológicos. Todas estas Instituciones de Formación Superior titulan profesionales en diferentes ramos; por lo tanto, todas son corresponsables de débiles cualificaciones de sus egresados. No obstante, en la formación docente, desde año 2002 aproximadamente, las universidades son las que más van contribuyendo al deterioro de la calidad educativa; por cuanto, las Facultades de Educación, abusando de su autonomía, han anarquizado, informalizado y mercantilizado la educación a través de filiales. Dicho en otros términos, universidades e institutos han contribuido, creo sin mala intención pero con desatino, al deterioro de la calidad educativa; sin embargo, es el Estado, a través de sus gobernantes, el primer responsable de esta lamentable situación.

Identifiquemos otros aspectos de importancia a tomar en cuenta. Para ocuparnos de calidad universitaria hay que hacerlo en el contexto de la calidad educativa; tanto como para hablar de calidad educativa no podemos prescindir de la implicancia de los factores sociales, políticos, culturales, históricos y económicos. Así, la calidad educativa no pasa solo por colocar en debate la concepción o el concepto de calidad recreándolo en los predios de la educación, a pesar de ayudar a orientar la dirección que deberán seguir las Instituciones Educativas de cara a las demandas, necesidades e intereses sociales en los ámbitos local, regional, nacional e internacional. Implica, esencialmente, incidir en varios aspectos: la eficiencia del servicio, los productos o resultados alcanzados, las características del equipamiento e infraestructura, los logros de aprendizaje, los procesos didácticos y metodológicos, la producción de conocimiento y el manejo de la información, la implementación de las políticas de investigación institucional e individual, la pertinencia e inserción social, las demandas sociales, el perfil ético y profesional del personal, el perfil del estudiante entre otras cuestiones.

Poner énfasis en el funcionamiento de la entidades educativas, tampoco significa que veamos con desdén la importancia de los conceptos y concepciones, dado que éstos son los elementos orientadores o, dicho en lenguaje filosófico, el paso del ser al debe ser de los centros de enseñanza. Lo inoficioso e intrascendente sería que nos quedásemos solo en el debate conceptual y no aterricemos en el campo factual. Desde esta perspectiva, LA CALIDAD ES VERBO Y HECHO A LA VEZ, pero, de ninguna manera, solo verbo o solo hecho; es decir, ni exacerbación racionalista e idealista, ni reduccionismo empirista y pragmatista.

Pero como la dialéctica de los hechos son determinantes en la recomposición de los conceptos y teorías; ello explica por qué las aprehensiones, o sea las capturas mentales, no permanecen estables en el tiempo. Esta realidad, en el caso específico de la calidad, obliga a dar pertinencia al concepto en cuestión, de cara a los contextos actuales como demandantes de nuevas necesidades y exigencias. Consideramos que allí radica, la variación primigenia del concepto de calidad acuña inicialmente por Deming. La UNESCO, por ejemplo, al referirse a la calidad universitaria sostiene que deben considerarse tres aspectos claves: la pertinencia, la calidad y la internacionalización. Para el caso específico, la concepción sobre calidad universitaria es el resultado de los aproximadamente 50 años de historia que ésta tiene.

Resulta que mientras en los años 60’ del siglo precedente, se manejaba un visión no dinámica ni integral de la calidad universitaria, reducida a cuestiones de enseñanza-aprendizaje y recursos materiales, hoy necesitamos plantear el tema en razón de nuevas realidades como:
 La proliferación de instituciones de educación superior, dentro de ellas las universidades;
 La informalidad y desorden funcional;
 La adecuada selección del personal y de los alumnos ingresantes;
 La masificación de la población estudiantil;
 El presupuesto universitario;
 La inserción social y el control ciudadano;
 Los estándares de calidad que necesita el país y no únicamente los otros países;
 El equipamiento e infraestructura;
 La falta de confianza en la eficiencia universitaria;
 La investigación como uno de los elementos básicos; entre otros.

En este marco de referencias, consideramos que una definición elemental para entender con mayor realismo la calidad educativa puede plantearse en los siguientes términos: EN EL ÁMBITO EXTERNO, LA CALIDAD ES LA RESPUESTA PERTINENTE Y EFECTIVA DE LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS A LAS DEMANDAS, INTERESES Y NECESIDADES QUE LA SOCIEDAD ACTUAL EXIGE; EN EL ÁMBITO INTERNO, SERÁ LA CAPACIDAD INSTITUCICIONAL PARA EL FUNCIONAMIENTO INTEGRAL DE LAS ETAPAS, NIVELES, MODALIDADES, CICLOS Y GRADOS, EN LOS ASPECTOS ÉTICO, AXIOLÓGICO, ACADÉMICO, COGNITIVO, PEDAGÓGICO, CURRICULAR, GESTIÓN, INVESTIGACIÓN, PROYECCIÓN SOCIAL, PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTO, MANEJO CRÍTICO DE LA INFORMACIÓN; A FIN DE PROMOVER EL DESARROLLO INTEGRAL DE LOS ESTUDIANTES E INSERTARLOS EN EL MEDIO SOCIAL CON SENTIDO CRÍTICO Y EN ARMONÍA CON LA NATURALEZA.


ASPECTOS ESENCIALES DE LA CALIDAD EDUCATIVA
Como el tema nos plantea cuestiones discrecionales, consideramos que debemos tomar en cuenta tres situaciones básicas: primero, las condiciones en las que se encuentran estas Instituciones Educativas; segundo, la Política Educativa de cada País; y, tercero, la concepción de educación que se maneja. Bajo esa mirada, no solamente está en debate los estamentos, las áreas o los niveles de organización educativa, en los que precisamos promover la calidad; asimismo, es imperativo discernir dónde y cuándo empezar, y con qué estrategias. Estas discrecionalidades, varían dependiendo de los países; por ejemplo en Argentina, respecto de las universidades, se ha planteado el asunto en forma global e institucionalmente; en Chile, han optado por las carreras profesionales, cuya línea ha pretendido seguir el Perú. Nuestro punto de vista, es que la mejora de la calidad no puede ser un acontecimiento reflejo o una tentativa parcial, sobre todo por la emergencia en la que se debate toda la educación en su conjunto.

En esta lógica, la promoción de la calidad tiene que hacerse integral y sistémicamente considerando cada uno de los niveles de gestión educativa: pedagógica, administrativa, investigación, producción de conocimiento, manejo de información, formación continua, etc. Promover la calidad a través de la lotización, podría resultar infructuoso dado que todos los “niveles” se implican. En esa perspectiva hay tomar en cuenta lo siguiente:

A. GESTIÓN PEDAGÓGICA: por ser el punto de encuentro entre los estilos y ritmos de enseñanza de los(as) docentes, con los estilos y ritmo de aprendizajes de los alumnos y alumnas.

B. GESTIÓN ADMINISTRATIVA: en cuanto la conducción institucional, la provisión de los requerimientos y recursos (humanos, materiales, logísticos), la disponibilidad de los servicios, la eficacia de los sistemas informáticos y de comunicación, el manejo contable y financiero, la administración de las tareas y horarios, entre otras cosas, son determinantes para la buena marcha institucional.

C. GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO: en el sentido que las Instituciones Educativas deben pasar de la trasmisión a la producción de conocimientos. Este reto pasa porque el docente demuestre altos niveles de capacidad profesional, no solo en cuanto a haber acumulado conocimiento, sino respecto en cómo generarlo; así, una de las formas de certidumbre de esa capacidad de los docentes será la producción intelectual.

D. GESTIÓN DE LA INVESTIGACIÓN: la investigación es inherente al quehacer educativo, no es una actividad supletoria; una entidad educativa que no investiga, puede ser todo menos Institución Educativa. La razón de ser de estas instituciones está en su capacidad para investigar a partir de las situaciones-problemas relevantes a los intereses y necesidades locales, regionales o nacionales. Cualesquier política de investigación institucional debe señalar los ejes, líneas, áreas y temáticas de la Institución Educativa.

E. GESTIÓN DE LA FORMACIÓN INICIAL Y FORMACIÓN CONTINUA: habida cuenta que la formación inicial debe contrastar el perfil ideal con el perfil real, una vez que los estudiantes hayan egresado de las Instituciones Educativas; la evaluación de los perfiles debe tomar en cuenta los componentes personal, social-comunitario e inserción profesional. Asimismo, como la responsabilidad formativa de las Instituciones no debe concluir con la obtención de las certificaciones de la Educación Básica o Educación Superior, entonces necesitan articularse con Planes de Formación Continua a través de servicios educativos ofrecidos por la misma Institución o por otras Instituciones, según sea su naturaleza.

F. GESTIÓN DE LA INSERCIÓN SOCIAL: en este caso están referidas a las Instituciones de Educación Superior cualquiera sea su modalidad. Ninguna entidad superior puede funcionar de espaldas a la realidad; la inserción social le permite optimizar y manejar un conjunto de medios mediante los cuales se dan respuesta a las demandas, necesidades e intereses de la sociedad. La inserción social, de un lado, implica generar un conjunto de programas de proyección y extensión universitaria a través de eventos culturales, académicos y políticos. De otro lado, la inserción social también significa que las universidades tengan la capacidad institucional de insertar a sus egresados al mercado laboral en forma eficiente, para lo cual debemos contar con un Plan de Seguimiento Laboral de Egresados.

G. GESTIÓN DE LA INFORMACIÓN: dada la cantidad de información existente en sus formas física o virtual, las Instituciones Educativas deben desarrollar, en los estudiantes, un conjunto de capacidades a fin de permitirles discernir aquella información significativa y relevante de la que resulte innecesaria e inútil, o de aquella que no sea trascendente para la formación integral de los estudiantes. A esto llamamos gestión de la información. No obstante, esta gestión tiene que involucrar a cuanto integrante de la comunidad educativa exista y no quedar reducida solo a los alumnos, puesto que ellos no son los únicos que manejan información.


TRASCENDENCIA DE LA CALIDAD EDUCATIVA
Cuando se ha planteado esta inquietud a las amas de casa, a los estudiantes del último año de secundaria y a los padres de familia, hay una coincidencia interesante de opiniones, en cuanto a que todos ellos demandan calidad. Es que en el entendimiento común de las personas, las Instituciones Educativas, per sé, por el hecho de ser tales, deberían ser espacios calidad y profesionalismo. Lamentablemente, esta percepción a veces está muy distante de la realidad. Lo cierto es que la calidad tiene repercusiones de diversa forma.

 ADMINISTRATIVAMENTE, porque la gestión en las Instituciones Educativas,, públicas o privadas, tienen que caracterizarse por su eficiencia, eficacia, efectividad, sensibilidad y buen trato. La responsabilidad laboral del recurso humano debe basarse en el estricto cumplimiento de las funciones asignadas en los plazos mínimos y, al menos, respetando los horarios establecidos, teniendo siempre como eje de ese cumplimiento al usuario en cuanto persona que demanda los servicios educativos de la Institución; de esa manera, no compartimos la lógica economicista de la propuesta neoliberal que sostiene que el “cliente tiene la razón”, sino porque la racionalidad del servicio debe tener una vocación humana.

 PROFESIONALMENTE, porque la razón de ser de los centros de formación, está en preparar a sus estudiantes para que, en el futuro, estén dotados de capacidades y competencias y así puedan desarrollarse como profesionales cualificados, capaces y comprometidos. Esta exigencia pasa por varias cosas a tener en cuenta: 1) La readecuación de los perfiles profesionales a las nuevas necesidades; 2) Desarrollo de una cultura de evaluación en todos los estamentos de las Instituciones Educativa; 3) Especialización y profesionalización docente; 4) Articulación de la teoría con la práctica en los procesos de enseñanza-aprendizaje; 5) Manejo adecuado de otros espacios educativos y no solo del aula; 6) Uso de las Neo-Tics en el desarrollo de las actividades de aprendizaje; 7) Fomento de la Investigación y producción del conocimiento como elementos esenciales del quehacer educativo; 8) Planificación de la evaluación de los aprendizajes por capacidades y competencias; 9) Diseño de criterios, técnicas e instrumentos de evaluación a partir de una matriz de indicadores; 10) Reestructuración de las currículas con sentido de pertinencia y contextualizadas; 11) Cambio en el criterio tradicional de la autonomía académica en la Instituciones que corresponda; etc.

 ECOLÓGICAMENTE, por las siguientes razones: 1) porque el calentamiento global, llamado también cambio climático pone en riesgo la existencia humana y coloca al Perú como el tercer país con mayor riesgo; 2) dado que la teoría del crecimiento solo ve a la naturaleza como materia prima; 3) porque somos un país megadiverso biológica, ambiental, espacial y meteorológicamente; 4) porque la relación con la naturaleza y los bienes naturales, debe ser una relación armoniosa y no depredadora; 5) por cuanto debemos promover un desarrollo con justicia social y ecológicamente sostenible.

 SOCIALMENTE, porque el quehacer educativo no puede abstraerse de su responsabilidad social, lo cual supone que la formación debe tener como referente principal la solución a los problemas y la promoción del desarrollo en el marco de la pluriculturalidad, la justicia social y el buen vivir. Las Instituciones Educativas, deben procurar mejorar la calidad de vida de los habitantes; en ese marco, una de sus prácticas habituales será la rendición de cuentas y el control ciudadano.


HERRAMIENTAS DE CALIDAD EDUCATIVA
Uno de los designios de la calidad educativa es el de propiciar las mudanzas de los viejos estilos asentados en la cultura institucional, con el propósito de encaminar cambios permanentes en las instancias de gestión pedagógica, institucional y administrativa. Desde el punto de vista de la calidad educativa, es un mecanismo de rigor a través del cual se logra la acreditación, parcial o total, de la Institución, siempre y cuando se cumpla con los estándares exigidos por los organismos reguladores y las necesidades educativas del país.

En la actualidad existen tres (o cuatro) mecanismos convencionales de Evaluación Institucional que, al momento, están siendo utilizados en las diferentes universidades. Más adelante, deberían implementarse en todas las Instituciones Educativas, de Gestión Públicas y Privadas, de las dos Etapas y en todas las Modalidades, a fin de propender hacia una solución integral del sistema educacional, más aun cuando lo producido en la Educación Básica es cosechado en la Educación Superior.

Estos mecanismos son: la autoevaluación o evaluación interna, la evaluación externa o evaluación de pares académicos y la acreditación; nuestro punto de vista, discrepante en parte de esa convencionalidad, es que la certificación también es un mecanismo más en el proceso de evaluación de la calidad educativa, por cuanto si los centros educativos todavía no cuentan con la certificación, significa que el proceso de reconocimiento de la calidad educativa aún no ha concluido.

Habiendo planteado estas disquisiciones, sostenemos que el propósito principal de la AUTOEVALUACIÓN ha de ser examinar intestinamente las fortalezas y debilidades institucionales, sin tentarnos de asumir posturas maniqueas o falsos moralismos; pero, a la vez, haciendo el diálogo interno con sentido crítico, mesura y ecuanimidad. El cometido de la EVALUACIÓN EXTERNA, por el contrario, será el de verificar los hallazgos encontrados durante la evaluación interna, a través de nuestros pares o terceros afines.

Por su parte, la ACREDITACIÓN, es el reconocimiento hecho por el órgano regulador, creado para ese fin, cuando se ha cumplido con los estándares de calidad exigidos. A su vez, la CERTIFICACIÓN, es el momento culminante del proceso de evaluación, mediante el cual un tercero, que no es el interesado ni otra entidad de la misma naturaleza, extiende el documento, certificando que la universidad está habilita para ofrecer los servicios educativos idóneos.

LA AUTOEVALUACIÓN: EL CAMINO INICIAL
En términos generales, la autoevaluación se define como ese “self assessment” mediante la cual, y con la participación de los auto-examinados, buscamos mejorar la calidad de los servicios como una tarea solidaria y compartida. El resultado de ese proceso es apenas un informe del objeto evaluable, en este caso las Instituciones Educativas. Se trata de un proceso no impuesto que puede contar con el apoyo de terceros. Este proceso evaluativo reconstruye las longitudes de periodo de la historia institucional desde una perspectiva crítica y reflexiva.

De acuerdo al Artículo 12.1 del Decreto Supremo Nº 018-2007-ED, concordante con el literal “A” del Artículo 11º de la Ley 28740, “La autoevaluación es el proceso de evaluación orientado a la mejora de la calidad, y llevado a cabo por las propias instituciones o programas educativos con la participación de sus actores sociales, es decir, estudiantes, egresados, docentes, administrativos, autoridades, padres de familia, y grupos de interés”. Se realiza en forma voluntaria y con la participación conjunta de todos los actores internos cualquiera sea su condición institucional; por eso se dice que es un proceso participativo de autoestudio.






CLASES DE AUTOEVALUACIÓN
Aunque del contenido del Artículo 12º del Decreto Supremo Nº 018-2007-ED suelen precisarse solo dos tipos de autoevaluación; sin embargo, el espíritu de la norma, nos permite determinar dos tipos de autoevaluación estipulados en forma expresa y uno establecido en forma ficta. En consecuencia podemos aseverar que hay hasta tres tipos de examen interno que a continuación señalamos:

1. AUTOEVALUACIÓN CON FINES DE ACREDITACIÓN: este mecanismo es un requisito básico para el reconocimiento de la calidad educativa, habida cuenta de haber cumplido con los estándares exigidos; en ese sentido, la autoevaluación es una etapa del proceso de acreditación.

2. AUTOEVALUACIÓN COMO PROCESO DE AUTORREGULACIÓN: en este caso, estamos frente al autoanálisis con fines de mejora continua o de optimización de la calidad de sus procesos; por lo mismo, no pasa de ser una forma de evaluación trunca, a fin de cuentas preclusiva, por cuanto no forma parte de un proceso evaluativo más amplio.

3. AUTOEVALUACIÓN DIAGNÓSTICA: es un proceso introspectivo trasladado al examen del funcionamiento de los diferentes niveles de gestión: pedagógica, administrativa e institucional. Es eminentemente interno, su finalidad principal es la constatación de las debilidades y fortalezas materiales, personales, logísticas y otras, para determinar el estado en el que se encuentran. Sirve de insumo para la toma de decisiones o para la construcción del Proyecto Educativo Institucional.

ACREDITACIÓN DE LA CALIDAD EDUCATIVA
Es el proceso seguido por una entidad educadora, que somete a evaluación la calidad de sus servicios, comprometiéndose a asumir un modelo estandarizado y aceptado cultural, política y socialmente. Este proceso tiene ya unas ocho décadas; sus orígenes se remiten a la década del 30’ del siglo pasado; desde aquel entonces se ha utilizado diferentes modelos; por ejemplo, en 1932, en estados Unidos se utilizó el modelo ABET para programas de ingenierías; en el año 1951, Japón el de DEMING para los servicios; hacia 1987, Estados Unidos para el campo educativo, asume el modelo BALDRIGE que es un modelo educativo multinivel; en 1989, en Europa, es utilizado EFQM también como un modelo educativo multinivel.

La acreditación, es un proceso ex-post que recoge el informe de las actividades ex-ante, principalmente de la evaluación externa. El Artículo 12º de la Ley 28740, en concordancia con el Artículo 14º del Decreto Supremo Nº 018-2007-ED, precisan los elementos jurídicos de la acreditación; éstos son la publicidad, la temporalidad, la renovabilidad y la voluntad institucional.

En el marco de nuestra legislación nacional, debemos entender que “la acreditación es el reconocimiento formal de la calidad demostrada por una institución o programa educativo, otorgado por el Estado, a través del órgano operador correspondiente, según el informe de evaluación externa emitido por una entidad evaluadora, debidamente autorizada, de acuerdo con las normas vigentes. La acreditación es temporal y su renovación implica necesariamente un nuevo proceso de autoevaluación y evaluación externa” (Artículo 14º del Decreto Supremo Nº 018-2007-ED). De otro lado, la Ley 28740 en su Artículo 11º literal “C”, define la acreditación como el “reconocimiento público y temporal de la institución educativa, área, programa o carrera profesional que voluntariamente ha participado en un proceso de evaluación de su gestión pedagógica, institucional y administrativa. Acredita el órgano operador sin más trámite y como consecuencia del informe de evaluación satisfactorio debidamente verificado, presentado por la entidad acreditadora”.

La publicidad del reconocimiento a una entidad acreditada es potestad del Estado; esa declaración pública reconocerá, según corresponda, la calidad de los procesos de enseñanza-aprendizaje; la eficiencia de sus programas académicos y escuelas profesionales, la capacidad organizativa y funcional, la asertividad de su inserción y rol social; es decir la calidad de las gestiones pedagógica, institucional y administrativa. En la medida que la acreditación garantiza a los usuarios la calidad de las instituciones acreditadas u orienta las decisiones de discernimiento para elegir entre las diferentes entidades aquélla que más convenga, la acreditación no es un ranking de ofertas o mercadotecnias, sino una garantía de las cualidades institucionales que cumplen con las exigencias de los estándares requeridos.

CALIDAD Y ACREDITACIÓN
Ciertamente entre calidad y acreditación hay diferencias sustancias no solo se discuten en la semántica sino en la finalidad. Las diferencias podrían hacerse tomando diferentes criterios. Si el criterio es el TIEMPO, entonces la diferencia es que mientras la calidad educativa es el resultado de un proceso etápico, la acreditación es una etapa, la última de ese proceso, en cuanto reconoce a posteriori la calidad alcanzada y reconocida. A su turno, cuando el criterio sea el RESULTADO, la calidad educativa será entendida como la optimización de la gestión pedagógica, institucional y administrativa, en tanto la acreditación será la garantía pública de esa calidad.

Si el criterio, en cambio, fuese el MEDIO, la calidad educativa será entendida como una herramienta fundamental para exhibir las propiedades y cualidades óptimas de la institución educativa. Estos atributos o características de la calidad institucional, pueden ser contrastados con otras entidades que tengan la misma naturaleza. A su vez, la acreditación se constituirá en el medio con el cual esperamos reconocer el resultado del proceso de revisión de las actividades y de renovación de las cualidades, siguiendo estándares reconocidos y exigibles.

Por último, si el criterio se sujetara a la SEMÁNTICA DE LOS TÉRMINOS, o sea a las definiciones terminológicas, llamado también razonamiento semántico de las palabras; definitivamente, la gama de diferencias entre calidad universitaria y acreditación alcanzarían los predios gnoseológicos y epistemológicos, y habría tantos matices como enfoques o paradigmas conceptuales asumamos. Así, por ejemplo, si entendemos como calidad educativa al conjunto de cualidades positivas deseables de la institución; la acreditación será el proceso que permite formalizar esa calidad ante la sociedad, el Estado y sus potenciales usuarios.

CERTIFICACIÓN Y ACREDITACIÓN
Para determinar la diferencia entre certificación y acreditación, empezaremos por definir qué es certificación puesto que la acreditación ya fue definida anteriormente. Así, la certificación, como expresa el Artículo 11º de la Ley 29740, “… es el reconocimiento público y temporal de las competencias adquiridas dentro o fuera de las instituciones educativas para ejercer funciones profesionales o laborales”; entonces, queda claro que la certificación no es ni privado ni indefinido en el tiempo, pues la Ley le ha conferido el carácter de “público y temporal”.

En consecuencia, una primera diferencia entre certificación y acreditación gravita en que, mientras la CERTIFICACIÓN es la derivación de un concurso de acciones con el cual se deja constancia de haber dado cumplimiento a las exigencias de calidad apriorísticamente acordados; la ACREDITACIÓN es el proceso que permite, a las Instituciones Educativas, contar con la certificación requerida a través de las entidades certificadoras bajo el cumplimiento de requisitos mínimos establecidos en el Artículo 21º de la Ley 28740.

Si tomamos como referente a los SUJETOS INTERVINIENTES; la diferencia oscilará en que mientras la ACREDITACIÓN es otorgada por un operador a nombre del Estado, en razón del “… informe de evaluación externa emitido por una entidad evaluadora, debidamente autorizada, de acuerdo con las normas vigentes para la acreditación y certificación”; la CERTIFICACIÓN, es otorgada por personas naturales autorizadas por los órganos operadores respectivos, quienes “… aprueban y publican los estándares, criterios, indicadores y procedimientos…” (Artículo 20.4 del Decreto Supremo Nº 018-2007-ED).

Si nuestro punto de partida es el PROCESO SEGUIDO, la diferencia radicará en que la CERTIFICACIÓN es un elemento ad hoc del proceso, que da conformidad a las entidades, después de haberse concluido todo ese derrotero; con la certificación, que es posterior a la acreditación, se legitima o refrenda la calidad educativa; en ese sentido, la ACREDITACIÓN es el proceso mismo, es la autentificación encaminada a lograr el reconocimiento mediante la expedición de un documento que deje constancia de estar cumpliendo con los estándares de calidad exigidos para tales propósitos.

EL PROCESO DE ACREDITACIÓN
Según lo regulado por el Artículo 9.2 del Decreto Supremo Nº 018-2007-ED, las etapas no son hechos independientes; “… constituyen partes secuenciales de un solo proceso”. De otro lado, las etapas de la evaluación no deben confundirse con las etapas de la acreditación; esta diferencia salta a la vista cuando contrastamos el Artículo 9º y el Artículo 10º de la norma antes citada. Para efectos de precisar estas probables pero inexistentes confusiones, las etapas de la acreditación son cuatro (04): etapa previa al proceso de acreditación, autoevaluación, evaluación externa y acreditación (Artículo 10º del Decreto Supremo Nº 018-2007-ED).

1. ETAPA PREVIA AL PROCESO DE ACREDITACIÓN (Ver Artículo 11º de la norma antes citada); en esta etapa quedan involucradas cuatro (04) actividades claramente definidas: a) Información al órgano operador del inicio del proceso de evaluación de la calidad educativa; b) Designación del comité interno responsable del proceso y comunicación de sus integrantes al órgano operador; c) Capacitación de los miembros del comité en la metodología de autoevaluación aprobada por el órgano operador; y, d) Inicio de la autoevaluación. Como podemos constatar, estamos ante una etapa preparatoria del proceso de acreditación.

2. ETAPA DE AUTOEVALUACIÓN (Artículo 12º Decreto Supremo Nº 018-2007-ED); es el proceso de evaluación orientado a la mejora de la calidad; es llevado a cabo por las propias instituciones o programas educativos con la participación de sus actores sociales, llámense estudiantes, egresados, docentes, autoridades, padres de familia, administrativos y grupos de interés. La autoevaluación que realiza la institución puede formar parte del proceso de acreditación o ser independiente del mismo, en caso se trate de un mero componente del proceso de autorregulación (Artículo 12.2 Ibíd.).

Cuando la autoevaluación se realiza con fines de acreditación, la institución o programa utilizará los estándares, criterios y procedimientos aprobados por el órgano operador correspondiente (Artículo 12.3 Ibíd.). El resultado de la autoevaluación se registra en un informe que es remitido a la entidad evaluadora para su estudio, con la documentación de respaldo que corresponda. La estructura del informe de autoevaluación y la documentación de respaldo son establecidas por el órgano operador (Artículo 12.4 Ibíd.).

3. ETAPA DE EVALUACIÓN EXTERNA (Artículo 13º Decreto Supremo Nº 018-2007-ED): La evaluación externa es el proceso de verificación, análisis y valoración que se realiza a un programa o a una institución educativa, a cargo de una entidad evaluadora que cuente con autorización vigente emitida por el órgano operador correspondiente. La evaluación externa permite constatar la veracidad de la autoevaluación que ha sido realizada por la propia institución educativa o programa.

La evaluación externa consta de las siguientes doce (12) actividades (Artículo 13.3 Ibíd.): a) Recepción del informe de autoevaluación acompañado de la solicitud de evaluación, por parte de la institución o programa; b) Designación de la comisión evaluadora; c) Revisión del informe de autoevaluación; d) Visita de verificación de la comisión evaluadora a la sede de la institución o programa. La visita dura de tres a cinco días en dependencia de la complejidad del objeto de evaluación; e) Elaboración del informe de la comisión evaluadora; f) Presentación del informe preliminar a la institución o programa, con las observaciones correspondientes, si las hubiera; g) Levantamiento de las observaciones por la institución o programa; h) Elaboración del informe final por la comisión evaluadora; i) Propuesta sobre la acreditación por el órgano directivo de la entidad evaluadora; j) Informe sobre la propuesta al órgano operador; k) Decisión del órgano operador acerca de la acreditación de la institución o programa; l) Informe del órgano operador a la institución o programa evaluador acerca de la decisión.

4. ETAPA DE ACREDITACIÓN (Artículo 14º Decreto Supremo Nº 018-2007-ED): La acreditación es el reconocimiento formal de la calidad demostrada por una institución o programa educativo, otorgado por el Estado, a través del órgano operador correspondiente, según el informe de evaluación externa emitido por una entidad evaluadora, debidamente autorizada, de acuerdo con las normas vigentes. La acreditación es temporal y su renovación implica necesariamente un nuevo proceso de autoevaluación y evaluación externa.

ALGUNOS TIPOS DE ACREDITACIÓN
1. Obedeciendo al NIVEL DE PROFUNDIDAD, tenemos los siguientes tipos de acreditación:

A. ACREDITACIÓN DE ELEMENTOS MÍNIMOS
Este tipo de acreditación sobre los elementos mínimos son los que no puede dejar de tener una institución. Para mayor precisión debemos establecer el límite entre lo básico-imprescindible y lo básico-deseable. Lo Básico-Imprescindible alude a los elementos mínimos que, si no se tuvieran, tendrían un efecto negativo en la marcha de la institución; como lo básico-imprescindible compromete la vida institucional, su ausencia hace vulnerable la calidad mínima del servicio. En cambio, lo Básico-Deseable, lo constituyen los componentes básicos esenciales que viabilizan con mayor oportunidad y en el menor tiempo posible la calidad educativa. Si bien la prescindencia de ellos no surte efectos devastadores, no obstante garantizan, en mayor medida, el buen desempeño institucional. Para asegurar una educación con calidad mínima, consideramos que la ACREDITACIÓN DE ELEMENTOS MÍNIMOS debe hacerse, a la vez, sobre lo básico-imprescindible y lo básico-deseable.

B. ACREDITACIÓN AVANZADA
Esta acreditación no funciona como un salvataje frente a una situación crítica por la que podrían estar atravesando las instituciones educativas, como sí sucede con la de elementos mínimos; tampoco la duración de plazo mínimo tiene un efecto, al menos en el mediano plazo, que podría oscilar entre los cinco y diez años subsiguientes a la fecha de la acreditación. Involucra a cada uno de los componentes ya existentes o por existir dentro de la institución.

C. ACREDITACIÓN DE SOSTENIBILIDAD
Es un tipo de acreditación especial sobre situaciones proyectadas, las cuales ya cuentan con estudios y perfiles técnicos definidos. Estos hechos futuros deben estar presupuestalmente garantizados y ser humanamente realizables; siendo así, evitaremos caer en lo ocasional y tendremos, amén de las contingencias, mayores posibilidades de perdurar en el tiempo; ese es, en definitiva, el sentido de la sostenibilidad.

2. Según el OBJETO ACREDITABLE, que ha sido en parte recogido por la Ley 28740 cuando en la sección in-fine del Artículo 11º (C.1 y C.2), respectivamente sostiene que la acreditación bien puede tener una doble naturaleza; puede tratarse de una ACREDITACIÓN ESPECIALIZADA por áreas, programas o carreras bien de una ACREDITACIÓN INSTITUCIONAL INTEGRAL.

A. ACREDITACIÓN INSTITUCIONAL
Como bien expresa la norma acotada, ésta es integral, puesto que la acreditación institucional efectuará el proceso de acreditación sobre la calidad institucional visto como una totalidad.

B. ACREDITACIÓN ESPECIALIZADA POR ÁREAS, PROGRAMAS O CARRERAS
Esta acreditación, evalúa de un lado los programas específicos de estudio en forma especializada. Este tipo de acreditación puede estar relacionada, en el caso de las Instituciones de Educación Superior Universitaria, con los estudios de pre-grado de los diferentes departamentos o escuelas profesionales de una Facultad; pero asimismo pueden acreditarse los centros (investigación e idiomas por ejemplo) y los programas de maestría o doctorado que oferta la entidad educativa. En el fondo también se trata de una acreditación Institucional

IMPLICANCIAS DE LA CALIDAD EDUCATIVA
Si concebimos la calidad como el conjunto de rasgos distintivos y calificaciones óptimas con el nivel se sumo-grado, alcanzado por las Instituciones Educativas en las áreas de gestión pedagógica, gestión institucional y gestión administrativa; cuyo funcionamiento ejemplificador es concordante con los estándares y requisitos exigidos por los órganos reguladores; entonces, la implicancias satisfactorias de la calidad tendrán una repercusión tridimensional a saber: endo-institucional, inter-institucional y exo-institucional.

A. IMPLICANCIA ENDO-INSTITUCIONAL
Ésta es una implicancia “rebote”, en tanto se da hacia dentro, o sea para el ámbito interno. Bajo este concepto, si partimos por considerar quiénes se beneficiarán del servicio educativo, los primeros beneficiados han de ser los alumnos, en tanto a ellos está dirigido el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Si el punto de vista es quiénes ejercen la función docente, los beneficiados son los facilitadores del aprendizaje y, en menor medida, los auxiliares. Esta benevolencia se produce porque las exigencias profesionales se cualifican y sus estándares de calidad les permiten estar a la altura de profesionales de otras latitudes. Dichas competencias y capacidades de los docentes se revierten, en lo inmediato en los alumnos y, más adelante, en los egresados; merced a ello, las diferencias entre el perfil real y el perfil ideal se reducirán a su mínima expresión.

En consecuencia, al trasladarse la calidad de los conductores de la acción educativa a sus alumnos, una vez egresados estarán en mejores condiciones para acceder a estudios superiores y, más adelante para insertarse en el mercado laboral. El beneficio endo-institucional permitirá, del mismo modo, que las instituciones educativas alcancen prestancia y se posicionen adecuadamente en sus eventuales demandantes, cuanto en los medios académicos.

B. IMPLICANCIA INTER-INSTITUCIONAL
Este beneficio se traduce en la oportunidad que tendrán las Instituciones Educativas para intercambiar experiencias, ejecutar pasantías -entre estudiantes, docentes y otros miembros de la comunidad educativa- con sus pares institucionales; cosa que difícilmente sucedería a falta de acreditación y reconocimiento de las capacidades institucionales. De igual manera, las Instituciones Educativas acreditadas podrían RETROALIMENTARSE entre sí; este feed-back a la vez servirá como estrategia de sostenibilidad de la acreditación alcanzada.

C. IMPLICANCIA EXO-INSTITUCIONAL
Obtenida la acreditación, la Institución educativa tendrá mejores beneficios para insertarse con mayor certitud en la sociedad. Sin duda, el beneficiado, en este caso, es la sociedad misma y sus diferentes instituciones sociales en calidad de demandantes de servicios educativos. Un centro de estudios con estándares de calidad óptimos estará en capacidad de diseñar, elaborar e implementar programas y proyectos de desarrollo local y nacional; por eso la sociedad es privilegiada desde la perspectiva extra-institucional.

En una sociedad como la nuestra, cuyos índices de pobreza y extrema pobreza son muy altos, necesita de Instituciones Educativas que ayuden a apuntalar su desarrollo, elevando la calidad de vida de sus habitantes. Esto sucederá si sus entidades educativas, promotoras del conocimiento, la investigación y la transformación social, tienen bien definido sus estándares de calidad institucional.

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